Como hemos señalado hace pocos días cuando nos preguntábamos qué es el estrés oxidativo, los radicales libres u oxidantes, son moléculas capaces de promover el envejecimiento en el cuerpo y pueden aumentar el riesgo de enfermedades emergentes y crónicas degenerativas, tales como el cáncer y el Alzheimer.
¿Cuál es la importancia de un antioxidante?
Los antioxidantes sirven para detener la reacción química en cadena iniciada por radicales libres y permitir que el cuerpo pueda alcanzar un estado de equilibrio.
Cada célula de nuestro cuerpo necesita oxígeno para funcionar, pero el oxígeno también puede dañar las células mismas que dependen de ella. Las células con la exposición prolongada al oxígeno terminan por someterse a un tipo de daño llama oxidación.
El papel de las frutas
Como primer punto, nos servirán para hacer una pequeña experiencia por la que seguramente ya has transitado casi por “accidente”.Una manera de ver el “trabajo” de la oxidación en plena acción, es rebanar algunas frutas en secciones y exponer su pulpa al aire. Notarás que manzanas, peras y plátanos se empiezan a colorear de marrón al poco tiempo una vez que su piel protectora ha sido comprometida. Como por arte de magia, la aplicación de una pequeña cantidad de zumo de limón puede evitar ese proceso porque el mismo actúa como un antioxidante.
Pero en este escenario, en lo relativo a proteger nuestro cuerpo, pensar en incrementar el consumo de algunas frutas con alto potencial antioxidante, es una muy buena idea. Las que recomiendo en ese sentido, son las ciruelas pasas, las uvas y los arándanos.
Esas son las que a mi me gustan, pero ¿sabíais que están estudiadas y sabemos cuáles son las diez mejores frutas antioxidantes? Aquí van: las frutas con mayor natural los niveles de antioxidantes son: ciruelas, granadas, uvas pasas, arándanos, moras, fresas, frambuesas y ciruelas.
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